Bañarse en La Mancha
En estos días de calor estival hay quien prefiere huir de las abarrotadas playas y buscar las refrescantes aguas de los innumerables ríos, embalses y lagunas que salpican nuestras tierras de interior, tan solo hay que saber dónde dirigirnos.
Cuando uno piensa en La Mancha viene quizá a su mente la idea de un mar interminable de tierra y aridez, y recordamos entonces las palabras del poeta Antonio Machado: Por la terrible estepa castellana (
) polvo, sudor y hierro
. Nada más lejos de la realidad. No faltan a lo largo y ancho de la Mancha los parajes donde darse un buen chapuzón veraniego, pues tan quijotescos son los inacabables trigales como las lagunas de Ruidera, y no en vano se le llama a la albaceteña Sierra de Segura la Sierra del agua. Si centramos nuestro recorrido en las áreas integrantes de Paralelo 40 descubrimos que la comarca de Montesur (Ciudad Real) está bañada por los ríos Siruela, Esteras, Valdeazogues, Gargantiel, Alcudia y Guadalmez, que conforman una rica y limpia red fluvial, y cuenta además con los embalses de Quejigo Gordo, Castilseras y Entredicho.
El río Segura recorre en su curso alto, junto con sus afluentes Zumeta, Madera, Tus, Taibilla y Mundo, las zonas del suroeste de Albacete (Sierra de Segura). También aquí abundan los grandes embalses, como el de la Fuensanta, en el paraje denominado el Estrecho del Infierno, dentro del término municipal de Yeste, el pantano del Talave, situado en el término de Liétor, o el Cenajo, en los términos de Férez y Socovos, en el límite con la provincia de Murcia. Destaca en esta zona sobre todo el bello paraje de los Chorros del Río Mundo, en Riópar. Por otro lado, en la vecina Sierra de Alcaraz, los estrechos valles excavados por la erosión de ríos como el Salobre, Escorial o Mesta han dado lugar a rincones especiales como La Molata o el Estrecho del Hocino.
La comarca del Záncara, ya en Cuenca, obtiene su nombre del río homónimo, cuya vega posee un gran valor ecológico. Finalmente, en las Manchuelas (la conquense y la albaceteña) nos encontramos con una nueva Mesopotamia hispánica regada por los ríos Júcar y Cabriel, uno de los más limpios de Europa, en cuyas riberas se forman unos parajes geológicos de excepcional belleza denominados hoces. Con ésta pequeña selección fluvial queda patente que la Mancha no es sólo llanura y secano, sino que cuenta con una atractiva oferta de parajes ideales tanto para el baño en aguas frescas y cristalinas como para el disfrute de un incomparable entorno natural.
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