Un queso que se merece un viaje: La torta de La Serena
Ahora que la moda gastronómica impone la cocina de autor, os proponemos volver a los clásicos porque lo moderno ya no está de moda, que lo sepáis. Y qué manjar más clásico que uno que empezó a hacerse en la Edad Media en la comarca de La Serena, en Badajoz: la Torta de La Serena.
CÓMO SE HACE: Con leche cruda de ovejas merinas (hacen falta entre 15 y 20 ovejas para hacer un queso). Después esta leche se cuaja con yerbacuajo, un coagulante extraído de los pistilos del cardo silvestre. Con la cuajada obtenida se rellenan unos moldes de esparto colocados sobre una mesa inclinada llamada exprimijo, donde se manipulan, exprimen, voltean y tratan con mucho cariño, para dejarlos reposar en la bodega a temperatura y humedad constantes durante unos 60 días.
CÓMO SE DIFERENCIA: La Torta de la Serena se distingue del resto de los quesos de La Serena porque tiene una deliciosa masa interior blanda, indicada para untar. Todos los quesos tienen Denominación de Origen Quesos de la Serena, autentificada con la marcación a fuego.
A FALTA DE PAN BUENAS SON TORTAS (DE LA SERENA) Y como curiosidad histórica, os diré que ya en las ordenanzas de los siglos XVI y XVII para Cabeza de Buey se habla del diezmo del queso, consistente en que la primera vez que se ordeñaba había que regalar todos los quesos resultantes de ese ordeño a los curas de la iglesia parroquial como primicia. Si hacemos caso del refrán A gusto de los cocineros comen los frailes puede que venga de ahí lo de vivir como un cura. O no.
MÁS COSAS PARA HACER: Como a estas alturas ya se os habrán quitado las ganas de hacerlas vosotros mismos, os aconsejamos que vayáis a la comarca de La Serena a catarlas, haciendo una Ruta del Queso que os permitirá conocer la comarca y sus otras bondades: el castillo de Magacela, la arquitectura popular de Esparragosa, con parada para probar las roscas de piña y el aguardiente, Monterrubio (y su aceite de oliva virgen), triscar cual cabra por las cuestas de El Risco, visitar los restos arqueológicos del castro celta en Peñalsordo o ver las pinturas prehistóricas, los restos romanos y árabes en Zarza Capilla; y así probáis también el vino de las variedades tinto, blanco, rosado, oloroso y pitarrero que produce la zona; aunque si os queréis poner estupendos, intentad combinarla con algún vino elaborado con Cavernet Sauvignon o con algún brut. Bon apetit.
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