Disfrutar del vino en verano
En España y, sobre todo, en la mitad meridional, donde los veranos son largos y calurosos, no le ha quedado más remedio a sus habitantes que buscar la manera de convertir su bebida alcohólica más arraigada, el vino, en una bebida refrescante con que aliviar los rigores de esta época del año. De esta forma, las denominadas sangrías, en sus múltiples variantes, se han convertido en un elemento esencial y peculiar de nuestra cultura estival. Básicamente, la sangría es una bebida elaborada a base de vino tinto, mezclado con zumos de fruta, gaseosa o bebidas carbonatadas que rebajan el grado alcohólico y a la que, finalmente, se le añade azúcar y trozos de fruta. En algunas ocasiones, se le puede agregar también algún licor y también canela. A partir de esta receta, las posibilidades se multiplican. Una de las variedades más simples y que goza de mayor éxito es el denominado tinto de verano, vino con gaseosa servido frío y con rodajita de limón, preferiblemente. Aunque, sin duda, es la denominada cuerva la versión de la sangría más arraigada en la cultura popular de muchas de las comarcas que integran Paralelo 40, especialmente en Albacete, donde se ha desarrollado toda una parafernalia festiva e incluso artesanal en torno a esta bebida, que ha sido desde siempre un ingrediente obligado en cualquier celebración de la zona. Para su elaboración se requiere agua, azúcar, limón y vino, aunque en muchos lugares es costumbre añadirle melocotones y otras frutas del tiempo. El vino normalmente es tinto, aunque puede emplearse también el blanco. Para beber la cuerva se utiliza un peculiar recipiente denominado cuervera, un recipiente de barro vidriado, con dos asas pequeñas, alrededor de cuyo borde van incrustados los llamados "puestos", que sirven como soportes para colocar los pucheros o vasos, que han de utilizar las personas que forman la reunión. El número de puestos puede variar de 4 a 12 o incluso los 24 con que cuenta la gran cuervera que se puede admirar en el Museo de Cerámica de Chinchilla y cuya capacidad es de 70 litros. El uso de la cuervera lleva consigo todo un ritual popular que incluye un brindis iniciado por el anfitrión y luego continuado por los invitados según se alargue la fiesta. En estos días de calor y reposo, pocos serán los que se resistan a la tentación de una refrescante cuerva, teniendo siempre en cuenta que, aunque rebajada, se trata de una bebida alcohólica de la que no debemos abusar.
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