Duelos y quebrantos
En Dulcinea son muchos los platos que los amantes del buen yantar pueden degustar, desde platos elaborados con cordero hasta los más deliciosos postres. Los "duelos y quebrantos" destacan como uno de los platos típicos de esta comarca manchega. Para su elaboración se requieren los siguientes ingredientes: huevos, panceta de cerdo, jamón, sesos de cordero, manteca de cerdo, un chorrito de aceite de oliva, manteca, sal y pimienta. Su preparación es muy sencilla. Se colocan en un cazo los sesos de cordero que se saltearán con un poco de manteca. En una sartén se añade un poco de aceite, solamente cubriendo el fondo. En ella, se freirán el tocino y el jamón en trozos. Se baten y salpimentan los huevos y se añade a todo lo anterior. Se puede acompañar de tostones de pan frito. Para conseguir una buena presentación es aconsejable servirlo en cazuela de barro. La tradición de este plato se remonta a la época cervantina. En su gran obra, este autor incluía los "duelos y quebrantos" dentro de la dieta de los sábados del ingenioso hidalgo don Quijote. Los entendidos en la materia afirman que el modo de hacer actual de los "duelos y quebrantos" no corresponde con el del Siglo XVII. Para realizar tal afirmación se basan en que en la época descrita en la novela estaba prohibido comer tocino los sábados. Sostienen que este plato se elaboraba con los huesos de las ovejas que habían muerto accidentalmente durante la semana. Así el quebranto haría referencia a la forma de morir la oveja y el duelo a lo pobre de tal comida. Enrique García Solana en su libro La Cocina en El Quijote muestra los posibles ingredientes de los "duelos y quebrantos" de Cervantes. Según Enrique García Solana los ingredientes originarios de este plato son: huesos de oveja, sal, 1 cabeza de ajo, ½ litro de agua y pan. Para su elaboración sólo se necesitaba una olla y fuego, en ella se introducían todos los ingredientes. Cuando se consideraba que los huesos estaban bien cocidos se sacaban de la olla dejando dentro la poca carne que de ellos se había desprendido. Se dejaba cocer a gusto, pero antes de sacar se le añadían los trozos de pan. Como hemos visto la gastronomía de la comarca de Dulcinea y sus sabrosos "duelos y quebrantos" son la mejor excusa para disfrutar del buen comer y de la más genuina tradición cervantina.
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