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Septiembre-Octubre 2006
viernes, 01 de septiembre de 2006

¿Qué quieres...?

¿Quieres golfear?
Campo de Golf La LagunillaCon la coartada de practicar el golf, deporte apetecible e incluso recomendable, sugerimos diversas actividades por la Sierra de Alcaraz y Campo de Montiel, en Albacete, que comienzan, como debe ser, en El Bonillo donde el Campo de Golf La Lagunilla está dotado con todos los requisitos exigibles. Tras el deporte, bueno será visitar su plaza, en la que se alza la iglesia de Santa Catalina y, de paso, comprar esparto en una de sus múltiples tiendas de artesanía. Y para quienes gustan de la naturaleza, El Bonillo es una reserva natural para la avutarda y el árbol de la sabina, difícil de ver porque está casi desaparecido.

Practicar el senderismo por la Sierra de Alcaraz: donde os recomendamos una ruta rodeando la cuenca del río Mundo y la del Bogarra, atravesando bellos parajes con abundancia de agua y paisajes de sorprendente belleza como Salobre, Elche de la Sierra, Liétor, Bogarra y Vianos.
En las proximidades de Alcaraz, se halla el Santuario de la Virgen de Cortés, importante centro de peregrinación. Y en su casco urbano podéis ver magníficas muestras arquitectónicas, destacando la iglesia de la Santísima Trinidad, la Plaza Mayor, la Lonja del Corregidor, la Torre del Tardón o la gran calle Mayor, con sus casonas blasonadas. Alcaraz también es conocida por su artesanía y sus alfombras: entre los siglos XV y XVIII se elaboran los tapices reproducidos por los principales pintores europeos y que hoy en día se conservan en museos de todo el mundo.

Descubrir la cueva de Montesinos cerca de Ossa de Montiel: escenario de uno de los más fantasiosos pasajes del Quijote, un lugar donde el caballero se introdujo en busca de encantamientos. Es una cavidad kárstica destinada a los más aventureros, porque hay zonas de difícil acceso que hay que visitar con linterna.

Bañarse en Casas de Lázaro, pequeña localidad que se encuentra a medio camino entre la llanura manchega y las sierras que recortan el camino. Los ríos Montemayor y Masegosa bordean el pueblo en un paraje especialmente indicado para disfrutar de los encantos de la naturaleza… y para aliviarse los achaques, pues los lugareños afirman que tienen propiedades curativas. Tras el baño es menester consumir allí los deliciosos gazpachos y magdalenas con miel. Pero lo más tradicional es su industria  familiar de tejidos tradicionales, cuyos orígenes se encuentran en los telares que dieron fama a la próxima localidad de Alcaraz en el siglo XVIII.

Aprender historia
en Bienservida, localidad que está poblada desde la época de los íberos, encontrándose entre sus vestigios del pasado una curiosa escultura de un león que sostiene entre sus patas delanteras una cabeza masculina con barba, y que se puede ver en el Museo de Albacete.

Visitar los yacimientos arqueológicos: en el término municipal de Munera se han encontrado en el último siglo diversos yacimientos arqueológicos prehistóricos y romanos. Y es que por Munera cruzaba una vía romana, la llamada Camino Real, que atravesaba la región de sureste a noroeste.

Rememorar la leyenda según la cual en Lezuza, (que hunde sus raíces en la época romana, donde se la conocía por el nombre de Libisosa) el apóstol San Pablo predicó en la localidad y en el año 253 recibieron martirio dos santos, Vicente y Leto, de los que hay referencias en la parroquia de la localidad. Aquí también se puede pasear por su calzada romana, de la época imperial y en muy buen estado de conservación. Y cerca está la aldea de Tiriez, donde se ha instalado un museo etnológico, en cuyos fondos se encuentran útiles y enseres del hogar, trabajo, fiestas y costumbres locales.

Conocer las sabinas (que no son señoras estupendas, que son árboles) en El Ballestero, una pequeña localidad de Albacete que esconde en sus cercanías un gran paraje natural.

Ir de pesca a la Laguna de El Arquillo, a dos kilómetros del municipio de Masegoso, lugar ideal para pasar una tarde de primavera con toda la familia, o solo con uno mismo.

Comer en el popular tojunto, que consiste en un guiso de distintas carnes de cerdo, ternera, conejo de monte, codornices, cordero y verduras, aderezadas con aceite de oliva virgen, pimentón, orégano y vino blanco manchego.  Las patatas que hoy en día forman parte del guiso sustituyeron a las castañas o la harina de almortas del guiso original.
Y ahora que el calor ya no aprieta, probar un gazpacho manchego, con su guiso de caza y los galianos, estas tortas que preparaban los pastores que se incorporan al guiso y al cocer con la carne se suavizan y adquieren la textura de una pasta. Un plato contundente, pero delicioso.

Y como colofón, no se puede visitar La Mancha sin probar su queso manchego, el de mayor producción y consumo en España. El auténtico manchego se hace con leche de oveja manchega, homologada por el Consejo Regulador.
El queso puede ser industrial, fabricado con leche pasteurizada, y artesanal, con leche cruda. Se cuaja con una variedad de cardo silvestre, se calienta y se deja reposar para luego cortar la cuajada y separar el suero. Luego se introduce en moldes cilíndricos con líneas, que dividen el queso en cuatro partes, lo que se denomina la flor, y en los laterales se graba la pleita, un dibujo como el que antiguamente dejaban las tiras de esparto que rodeaban el queso. Tras un tiempo de curación –que determinará el punto de queso tierno, semi-curado y curado– está listo para su comercialización y consumo.
A veces los quesos se introducen en aceite, se rocían con pimentón o se cubren con romero, pero en todos destaca su sabor intenso, graso y a veces picante cuando está muy curado.

Seguro que no esperábais tanto en tan pocos kilómetros. Descubridlo, hay mucho que ver.